20 abril 2008

otoño, vacaciones, motocicletas

En seis semanas van a llegar dos libros por correo, directos de Canadá.
Y la idea de seguir un plan B, al contrario de las películas, es más aburrida, engorrosa y llena de personas que, o no las conozco, o las ignoro durante viajes en colectivo que me llevan a un lugar que está alejado de la casa que quiero tener, con nombres de hijos casi totalmente elegidos. Y sé cómo quiero que sea un aspecto de mi vida, pero hay ruidos a interferencias, a aviones y a pollo masticado a demasiado volumen que me hace la cabeza sentir como un domingo potenciado.
Una parte de la población conmemora una huída por el desierto que duró cuarenta años, y pienso que debería caminar un poco más, aunque no tenga nada que ver con mis creencias.-¿En qué creo? En luces de navidad prendidas todo el año, en mi mano atrapada en una parte del cuerpo. En una lluvia que barra el humo que no salió de los pastizales, sino de la tarea que nunca hice a partir de tercer grado.
En seis semanas va a llegar un libro directo de Canadá, y no sé cómo va a ser mi situación, pero espero que el título "es demasiado tarde para decir lo siento" no sea algo profético.

N-/3:02 p.m./
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